20 diciembre 2008

Afirmaciones alternativas

Voy de regreso a casa, decido bajarme antes del autobús para caminar un poco, es temprano, son exactamente las 7:46 de la mañana, corre un viento frío, la calle está solitaria, de ahí su encanto. Los árboles silban una canción que no logr...
.
-¡Ey, nena! –Mi nombre es Paloma, juguito de pernos, Pa-lo-mi-ta. Miro a quien me habla. Frente a mí uno de mis vecinos, un hombre atlético, con una caja torácica muy pequeña para albergar un corazón. Va vestido todo de blanco, pantaloncitos cortos, muy cortos, y una sudadera a pesar del frío.
.
-¡Nena! ¿qué haces por aquí?
.
- Camino -Respondo. Uuufff cuánto me carga redundar.
.
-Así veo -dice con una sonrisa mientras corre, no, no camina, él corre. Ha decidido saludarme, pero sin detenerse. Corre a mi lado, en el lugar. Tira humito por la boca, y a pesar de los pantaloncitos y la sudadera, lleva guantes de lana. Exhala salud.
.
-Sí -digo. Yo no puedo caminar en el lugar, además tengo cosas en qué pensar: cuál era mi sueño de niña, qué quería ser de grande, quién soy, qué haré, cuándo me perdí, si me encontraré, en fin, cosas así.
.
-¿Por qué caminas? –Continúo con mi marcha, con calma, con una hipócrita sonrisa, él sigue trotando a mi lado sin haber sido invitado.
.
-¿Por qué no corres, mejor?
.
-Porque no quiero -le digo. Prefiero caminar.
.
-¡Pero correr hace bien! –se da un golpecito de puño sobre su huesudo pecho.
.
-Yo suelo correr 8 kilómetros por día, cada día.
.
–¿Ah, sí? Pues... te felicito -digo.
.
–Correr es lo más saludable que hay, oye –dice.
.
–La salud es un cualidad ambigua –digo–. Muchas veces sobrevalorada.
.
–Corre y me afirmas esa pancita –en un minuto de locura, se le ocurre punzar sus dedos en mi abdomen, yo lo miro, de costado, y los quita de inmediato.
.
–¿Cuántos chocolates y cervezas erí capaz de zamparte de una sentada? –Le pregunto.
.
–Hummm… no, yo no bebo, nada de calorías –dice–. Tampoco toco la carne, soy vegetariano. Tampoco le hago a los lácteos, ni quesos...
.
-¿Y qué comes, rabanitos? -Apuro el paso, pero es imposible escapar. Me esfuerzo por caminar rápido, y él por trotar con lentitud.
.
–Me hice un chequeo médico hace sólo unos días –sonríe–. Tengo el colesterol en 1.41. ¡Je!–
.
-Vamos a ver, guapito... ¿Cuántos polvos te echai en una noche de pasión?. En unas 3 horitas, digamos.
.
–Coger, a cierta edad, no es lo más importante, nena –dice. Intento seguir caminando. Ha comenzado a caer una fina llovizna que me picotea la cara.
.
-¿Y hace cuánto tiempo que no leí?
.
-¿Cómo? No entiendo –sonríe bobaliconamente.
.
-Digo que hace cuánto tiempo que no lees un libro, una novela.
.
-No tengo tiempo para eso, casi no leo. Pero voy al cine con frecuencia. Deberías correr, nena.
.
-Quizás, me lo voy a pensar –le digo–. Te aviso cuando me decida.
.
–Llámame, ¿sí?. ¿Tienes mi teléfono?
.
–Creo que no, pero cuando te llame me lo das, ¿vale?
.
–Verás cómo te sentará bien, nena. Correr te cambia la vida. ¡Hey! oye, no te vayas, escucha, el deporte es como una droga, mira, si yo no corro mis ocho kilómetros diarios me siento fatal, ¡eeeh!, ¡Paloma!, neeenaaaa, ven aquíííí...
-
-¡Vete a la mierda, hijo de puta! -digo... para mis adentros.
.
.

Renuncio oficial

Me agoté... de esto ya hace bastante tiempo.
Después de mi espera de más de cuatro años, cual Penélope, y mi consciente y lamentable papel de esposa mártir, decidí que no, gracias, muchas gracias, pero no más!De alguna parte tenía que sacar fuerzas, e irónicamente sus fallas, excesos y miserias de siempre, todas exacerbadas, claro, me las dieron, ¡ja! Esto sumado a que mi anulación y frustración fueron creciendo de una manera exponencial, debido a esos y a otros múltiples factores que no valen la pena mencionar, o sí.
¿Qué piensas, que seguiría tejiendo toda la vida?
Pensé que sí, por eso de... hasta que la muerte nos separe.
.
Eso por citar uno de los factores. Su, mi, nuestro "compromiso".
Al final, es como un niño que hace travesuras y espera que la mamá, osea yo, lo castigue, le dé un sana sana y aquí no ha pasado nada.Confirmado, no soy tu madre, o al menos ya no, para andar perdonando tus caídas, caídas que de paso me dejan siempre tirada en el suelo.O remendando tus intenciones, que es casi lo mismo.
.
Insisto, estoy cansada de soslayar lo indispensable, y de ser esa mujer que realmente no soy..Ningún "perdóname", ni de "voy a cambiar", ni de "si nos esforzamos podemos superarlo". Basta de palabras! Me rehuso a seguir con algo que definitivamente se pudrió, a seguir enlodándolo con el patetismo de promesas que jamas cumplirás, ni que yo firmaré.
.
.

Me quiere, no me quiere, me quier...

–¿Me querí?
- Claro que te quiero, ¡yo te adoro!
- ¿Y por qué?
–Porque que sí... me gustas.
–Es muy banal gustar, te pueden gustar muchas, debe haber algo más, un detalle, algo especial.
–Me gusta cómo eres, me hací reír.
–Es la pura novedad, se te pasará.
–Eres atractiva, me gustas físicamente.
–Pppfff no es duradera, mira que el tiempo siempre hace lo suyo.
–Te necesito.
–Tampoco, suena a inseguridad.
–Erí buena compañía.
–Lo mismo se puede decir de un perro.
–Siento que estamos hechos el uno para el otro, por algo nuestros caminos decidieron cruzarse, así, sin planearlo, para complementarnos perfectamente, para encajar cada uno en el otro de una manera ideal.
–Qué exagerado, de ser así, ¿a dónde se va la voluntad?
.
Se hace el silencio, una pausa...
.
–No sé, quizás tení razón. Tal vez no te quiero.
–Qué lástima, por un minuto creí que eras la persona perfecta para mí.
.
.

28 noviembre 2008

Pedacitos de inocencia

Ayer, una de mis congéneres compañera de peña factoril, llegó presumiendo que durante el fin de semana había perdido una triza de inocencia, otra de las tantas que tiempo atrás había dejado escabullirse en los encuentros fortuitos con su novio. Con muy pocas onomatopeyas lo contó todo, aunque mi mente (perniciosa ella) se adelantaba a cada escena, la muy traicionera consiguió imaginar un mundo de posibilidades y eternas inmensidades infestadas de placer, aunque también condimentadas con algo de dolor y tabú. Mientras mi mente divagaba entre fluidos diversos y dolorosos espasmos una pregunta se coló: Y tú... ¿ya has experimentado de todo en la cama?, incognita que invadió inmediatamente mi cabeza con otro par: ¿será que me ve cara de experta? ¿o tendré cara de necesitada? La verdad es que cualquiera de esas afirmaciones me parecen muy exageradas, pero una nunca deja de apostar la cabeza con pensamientos que tiran el ego al suelo, o que lo elevan como un inmenso globo aerostático, sencillamente dije: No. Respuesta que me envió la invitación para desprenderme de los pedacitos de inocencia que todavía me quedan, o de toda ella.
.
.

Tiempo al tiempo

Una muchacha, con pasos distraídos, camina por la calle, de pronto tropieza con una fantasmal cáscara de plátano. Patina y cae. Escucho risas, carcajadas. La escena es graciosa, eso siempre y cuando le ocurra a otro, el resto disfruta del show, ríe sin siquiera evitarlo. La chica, despreocupadamente, se sienta al borde de la acera, se recuesta boca arriba, acomoda sus manos debajo de la nuca y extiende las piernas. Decide quedarse allí, con la vista adherida al cielo.
.
Sabe, le consta, que las cosas que le han de traer angustias, luego de algún tiempo, pierden la potencia, el efecto, y el pesar, el llanto, se desfiguran, sin poder entender qué sucedió, en algo distinto, en algo radiante, alegre, de un gustillo dulce. Decide quedarse allí, tirada en medio de la calle hasta que eso ocurra, y yo, con una ilusión pegada al pecho, pienso acompañarla.
.
.

Pornocus

-¡Mírame! Voltea a mirarme la cara, ¡pinche mamón! ¡mírame!

- Ya, para, Mari, cálmate. Tas loca, mujer.

- No, güey, no toy na loca, mírame, anda, ten el valor para hacerlo, ¡cabrón! Mira, güey, mira cómo me estoy quedando, y todo por tu pinche dejadez. Pero ni pienses que voy andar chupándote las patas, ¡culero!

- Ya, niña, tranquila, lo siento, es que no pud...

-No, güey, no me calmo. Y yo esperándote como pendeja... Ándale, mírame de una puta vez, tengo la cara hecha mierda, ¡imbécil!

-Deja de exagerar, que no tienes nada.
.
-¿¡Cómo que no, cabrón!? Llevo tres semanas sin pisar el palito y tú muy campante, ¿no? Mira la pila de espinillas que me están saliendo por tu culpa. ¡Pinche ojete!

-Jajajaja ¡Ay, mujer, no tienes remedio!

-Pues, no, ¿tú crees que a pura chaqueta me consuelo, huevón?, NO, fíjate que no, güey, que no soy de fierro. Órale, cabrón, ¡ya bájate los pantalones!
.


Sensaciones únicas, indescriptibles

Los que saben dicen que saltar en paracaídas produce una sensación única, indescriptible. El caer desde tres mil quinientos metros de altura, caer, caer y caer, sin nada que nos sostenga, sólo el apoyo de la inconsistencia del aire, caer hacia la nada por unos instantes que están construidos de la más pura de las eternidades.
.
Lo mismo le ha sucedido a él, al abrir la puerta del diminuto placard, y descubrir que de whisky... no quedaba nada.
.
.

22 noviembre 2008

Corajes

Si hay algo que odio en este mundo, o mejor dicho, en este rincón del mundo, es encontrarme con libritillos insultantemente caros para el bolsillo de una pobretona asalariada como yo. Ayer, sin ir más lejos, anduve ojeando, que también hojeando, un folleto de apenas unas 50 paginillas, de un librito de Neruda que me fascinó, pero luego de ver el precio me enfurecí... ¡Neruda ya murió, malditos gusanos! ya no está aquí para gozar de fortuna editorial alguna, y por muy vivito que estuviera, o por muy cabrón que sea, tampoco avalaría semejante robo. Así que me dije: ¡me vale una mierda, aquí mismito me lo leo! cosa que, lógicamente, me fue imposible hacer, debido a la atención que otros papelujos me despertaron. Mientras pajareaba por la librería Española, de España por cierto, la misma en donde llaman a las no-españolas como ¡latinas de mierda!, allí, digo, me encontré con una agradable sorpresa, lo último de Tim Burton, (¿Tim Burton? ¿Tim Burton? ah, sí, ¡Tim Burton! "ese" Tim Burton, el director de "El extraño mundo de Jack" o "El joven manos de tijeras" esas por nombrar algunas de las películas que me han gustado), panfletucho que contenía caricaturas, poemas y chistecillos pintados con humor negro. Sólo con echarle un vistazo a las primeras páginas me enamoré, La melancólica muerte del chico ostra, hasta que lo volteé para averiguar el precio, ¡hijos de la gran puta! el costo era equivalente a un mes de colaciones para Sofía. Allí terminé por cabrearme del todo, salí a la calle refunfuñando mientras buscaba las causas de mi cólera:
.
Piremo: Que hoy dispongo de menos dinero que hace un par de meses atrás, tanto, o tan poco, que ni siquiera puedo darme uno que otro gustito, bueno, sí, la verdad es que me quejo de llena.
.
Y segundo: Que por un mínimo instante consideré la necesidad, la posibilidad, las irresistibles ganas de ocultarlo bajo mis ropas y llevármelo, hurtarlo, sin ni una pizca de vergüenza, pero lo indignante de todo fue... ¡no haber tenido las pelotas para hacerlo!
Así como van las cosas ¿quién me asegura que, en el futuro, no estaré tras la rejas como una vulgar delincuente? es que así, no hay principio, ni credo, que aguante, señores.
.
.

Principito, principito

Me regaló un cactus en lugar de una rosa para que, según él, comprendiera que su amor tiene escencias perdurables.
.
-Sí, pero las rosas son más bellas. -le dije.
.
-La belleza no es eterna, vida mía, es efímera, dura sólo un instante. - dijo.
.
-Ya, pero... ¡el cactus pincha! -le dije.
.
-¡Claro! a veces debe pinchar. Ha de tener ese lado doloroso, es parte de su caracter. -dijo.
.
-Sí, pero las rosas tienen una fragancia única, un aroma capaz de endulzar el alma. -continué.
.
-Es, justamente, esa vaina de sensualidad, cielo, lo que te provocará inmediatos desencantos. Te dejará triste, melancólica. Y traerá recuerdos amargos sobre tus sábanas cualquier mañana otoñal.
.
-Sí, pero… –dije, exhalando un suspiro en señal de resignación, mientras acariciaba a todo lo largo, y con la punta de mis dedos, una de sus púas, acomodé mi cabello detrás de una de mis orej...
.
–¡Ya, okey, está bien, ¡ya entendí! Lo que pasa es que el cactus estaba en promoción, creéme que fue una ganga el haber aprovechado semejante ofertazo. Otro día te traeré rosas, ¿vale? sólo dame unos días...
.
.

¡Achís!

Luego de algunas semanas y por consideraciones 'carnales', Marcos volvía al campo de batalla. Claudia decidió darle otra oportunidad. Esta vez, lo abordó, según ella misma cuenta, con intensa dulzura para no espantar a la presa. Rodaron sedientos hasta la cama. El tic tac marcó un minuto, dos, tres, cuatro, cinco... Respiró aliviada. Había traspasado la delgada línea roja. Ahora sí, alcanzó a pensar antes de que... ¡Zácate! pasaito los diez minutos, el susodicho cruzara la meta.
.
Indignada, más aún viendo su cara de placer, explotó:
.
- Agarra toah tuh weah y te mandai cambiar.
- Pero ¿qué onda?, ¿qué pasó?
- No te quiero máh en mi cama, erí un egoísta de mierda. Duraste un estornudo.
- Tsss, entera cuática, cómo tan golosa?!
.
Ante eso, su ira se expandió como hongo atómico. Tomó sus cosas y las lanzó escalera abajo.
.
-“Te vai, -le dijo- y sin chistar, huevón!”
.
Él ni siquiera se tomó la molestia de discutir... agarró sus piltras y se fue, (por quinta vez)Shaaaa Claudia, que erí alaraca, mujer! Osea, que diez minutos tampoco es el fin del mundo, el cabro estaba ansioso poh! -le dije, abogando a favor del desconocido guiñapo.
.
Sé perfectamente lo que necesito, amiga. Y si alguna mujer quiere a un amante “de cinco o diez”, que levante la mano o grite un ¡YO!... y voy le consigo uno en un dos por tres.
.
..

¡Silencio absoluto!

17 noviembre 2008

Caracolicidio

-¿Sofi? ¿que pasó con los caracoles que teníai en este tarro?
.
-Ayyy maaaami déjame en pa, ¿que acaso que no veí que toy triste? ahora solo me queda uno. Mira, el piremo, se murió de frío sólo porque le saqué su "calabaza". El segundo lo estaba lavando en el baño porque estaba lleeeeeeno de mocos y entonces... cuando yo lo estaba lavando se me cayó por el hoyo. El otro, el ot, el otro yo "creiba" que estaba muerto, entonces luego lo pisé y se murió, pero sin querer, mami, es que mi hermano me dijo que ya estaba muerto, entonces yo me enojé y lo aplasté, pero el porecito se movía y se movía porque pareque* todavía estaba vivo, pero fue sin querer, mami, en serio! Y el último, emmm, también se murió, se murió cuando le saqué las patas.
.
-¿Las patas? ¿cuales patas, Sofía? los caracoles no tienen patas!
.
-Unas patas necras que yo le vi, mami, se las saqué pa que sea vea ma' lindo, pero no pudo caminar ma' y se murió de hambre, poreciiiito, mami, porecito "escarbó".
.
Ay Sofi, tanta delicadeza, niña por Dios!
.
.
*Parece qué.

14 noviembre 2008

De tu ausencia

Exhibo mi cuerpo ante imágenes que me constituyen desnuda, imágenes que deforman mi ropa, la desatan, la eliminan para descarchar mi dermis. Me siento en una silla, separo mis piernas formando una uve, una mano descoordinada desciende, no estoy en mi cama, no puedo recargar el cuerpo para hacerlo rápido, esta vez debe ser lento, muy lento.
.
Una frase, un cumplido, un deseo desbordado me acaricia y me dice: “Te deseo”. Mis ojos se revelan, se manifiestan, te buscan. Una redondez acentuada en el límite de mis senos muestran la erección de mis pezones, promiscuas ilusiones que me obligan a fornicar en letras.
Mis piernas serán tu sendero, caudal de tu miembro que amenaza con morir lujurioso dentro de mi vientre... me abrazo en el revuelo de una amenaza orgásmica, contraigo mis nalgas, quejidos que rebotan en las paredes de lo imaginario, de una intimidad condenada, de cuerpos deseosos, producto de las ansias no reveladas.
.
Palpitar insaciado; doloroso contraste de mi soledad y los sueños de tenerte en mi cama.
.
Mientras tanto, seguiremos fornicando con palabras.
.
.

13 noviembre 2008

En la pantalla

Pasan por la televisión un concurso en donde una docena de personas llevan a sus loros parlanchines para mostrarnos, supuestamente, un lindo pertáculo. Pasa una centena de minutos en que estos deliciosos personajes hacen descomunales esfuerzos por conseguir algún tipo de diálogo con sus avechuchos. Todo esto sucede en un canal importante, conocido mundialmente, y en horario punta, con la atenta mirada de millones de espectadores.
.
Espero con ansiedad el momento en que ingresará la fuerza policial para llevarse detenidos a ese puñao de individuos lunáticos. Sin embargo, pasado unos eternos, flemáticos, hipnóticos, soporíferos y ansiolíticos veinte minutos con los pericos enfocados en primer plano, aquello no sucede. Y es ahora cuando descubro, con pesar, que la humanidad no tiene posibilidades, que estamos irremediablemente cagados.
.
.

Apestada

Se me ha pegado en la cara un alevoso mal humor, como una máscara de hierro, rígida, amarga. Portadora de tormentas, mezquina de consuelos, débil enemiga pero persistente. Viene y se instala como un estado efímero, turbio: no es rabia, ni tristeza, tampoco es depresión. Es una mezcla amorfa en donde se confunden penas antiguas, frustraciones varias, hastío puro y duro, algunas preocupaciones y pesimismos. Algunos dicen que estoy agresiva, sarcástica, otros que estoy apagada, triste, pero la mayoría insiste en que estoy insoportable, ninguno se equivoca.
.
Es, como la peste, contagioso, pero pasajero. Yo creo que deberían dar unos días de licencia por el mal humor, y así poder hundirse en la cama atiborrado de altas dosis de chocolate, y quedarse así, oculta, aislada, recluida a una distancia considerable de las personas que amo y de objetos delicados, y de esta forma evitar dañar a alguien con el sátiro látigo del desdén.
.
.

Palabras, tan solo palabras

Iniciaste una batalla campal de tortuosas caricias, caricias que ayer suplicaban por tu presencia en mi lecho. Abrí mi blusa, te ofrecí mi sexo, mi boca, mi placer... para que tus labios lubricaran mi deseo insatisfecho, mis moralinas se liberaban para ti, entregué mis ansías a tus dedos, a tu cuerpo. Pero decidiste seguir a la sugestión.
.
Me abandonaste en el mar de mis deseos que se consumían en los tuyos, por enésima vez, un encuentro que redundaba en un deseo: hazme tuya. Pero sólo hubieron palabras, palabras expertas que a gritos pedían por tu piel, que sin quejas derramaban los suspiros de mi insatisfacción. No pudiste ganarle la batalla a mis piernas, porque no hubo peor sugestión que tu propia y maldita palabra: no te tocaré.
.

De putas y cabrones

No tengo ningún diploma técnico –dijo la postulante–, mucho menos un título universitario, mire que a puras paipas mi maire me obligó a terminar la secundaria pa' ser alguien en la vida. No tengo ni la más mínima idea de computación, pero igual les puedo pronunciarles un par de palabras in inglish. Además no tengo ninguna experiencia, ninguna, en nada de nada, pero estoy en condiciones de pegarles una mamada de los mil demonios a cada uno de ustedes que se acordaran hasta de la puta madre que los parió, haré que se les paren hasta los pelos del culo. Quizás quieran traer a alguien más pa' que tambien participe, o evalúe, o constate sacandos fotos. ¿Les tinca?
.
–Creo, mi estimado –dijo el Licenciado Del Monte–, que en ciertas ocaciones el test psicotécnico es un recurso bastante limitado. Creo, insisto, que muchas veces no nos permite profundizar en los recovecos conductuales más ocultos de algun candidato...
.
–Ni de advertir sus potencialidades –agregó el Licenciado Triviño, mientras bajaba la cremallera de su pantalón.
.
.

Asimetría

Parece mentira, casi da pena estar consciente de ello. Lo sé, lo tengo clarísimo, no es ningún descubrimiento para andar dando saltitos, mucho menos para festejarlo.
El amor es un efímero tesoro. Como un delicioso manjar, como una planta exótica que requiere un sinfín de cuidados. Pero que en determinado minuto terminará pudriéndose, el amour. Se descolora, pierde su brillo. Toma mal olor. Y allí queda, perdido, esfumándose todo el esfuerzo entregado de manera desmesurada, como un maniquí lanzado desde un vigésimo piso, que queda pegado al pavimento de una acera cualquiera.
.
En cambio el odio es mucho más férreo y perdurable. Como un vagabundo que aprende a vivir de los restos, de las sobras, que no espera mimos ni atenciones. Lo podemos encontrar a la vuelta de la esquina sin sorprendernos ante su falta de mutabilidad, el mismo trozo de carne con lepra, el mismo tizne de sangre, los mismos colmillos amarillos, y la misma famélica mirada de siempre.
.
.

Exhibición

Con los pechos apretados contra la cama... sentía su respiración golpear en mi oído y su pene sumergiendose hondo una y otra vez. Mis caderas atrapadas por sus manos, mi cuello humedeciéndose en sus labios y la temperatura en aumento por el encarnizado vaivén.Pronto volteamos y reiné yo. Entonces el desenfreno se desató. Su fuerza no bastaba para mecerme, ni las caricias que se perdían entre mis nalgas, ni el arrullo de lo suyo en lo mío. Humedecí mis dedos con su lengua, con ellos recorrí mi cuerpo, mis pezones, mis aureolas, mi pubis, allí me instalé dibujando círculos sobre mi clítoris, disfrutando al compás de mis deseos... hasta que mi campo visual me inquietó. Levanté, delicadamente, los ojos hacia la ventana que se encontraba entreabierta y descubrí la mirada penetrante de unos hombres que trabajaban en el edificio de enfrente, y aunque se encontraban a varios-muchos metros, no cabía duda que nos observaban. La sola idea me estimuló, por lo que decidí darles lo que deseaban, un espectáculo. Me toqué con ansias mientras aceleraba las revoluciones, mi entrepierna palpitaba y mis pezones se mantenían rígidos, los imaginaba erectos, casi adoloridos de tanta excitación.
.
Fantaseaba con ellos, los veía tocándose, masturbándose para mí y amando salvajemente a sus mujeres pensando en tan lasciva exhibición...Cuando al fin acabé, mi boca les regaló mi triunfo y en mis ojos... se colgaba una invitación... para la próxima vez.
.
.

Plegarias

Escúchanos señor, te rogamos... y perdona, señor, a esa gente que no se lanza a la pileta porque el agua está muy fría, o muy caliente, o con ranas, o con peces, o qué sé yo. Perdona a esos cuicos que no se han emborrachado nunca, a los que jamás se atrevieron a probar un éxtasis, una mota, o un porro por temor a enviciarse. Perdona a esos que regalan una moneda con cara de asco, a los que jamás se han animado a saltar por temor a la inconsistencia del aire, perdona a esos que vitorean en el cine aquello que jamás se atrevieron a hacer, ni harán, en la vida real. Perdona a aquellos que prefieren una pantalla de computador a una caricia, perdona, señor, a aquel que cuando el amor golpea a su puerta decide ponerle cerraduras. Perdona a aquellas tiernas criaturas que escriben poemas maravillosos pero que necesitan de una editorial para que los transforme en dinero. Perdona a esos tipejos que se llenan la boca diciendo "lo único que me importa en esta vida son mis hijos", pero que les resulta repulsivo ver un gato tiñoso en su preciado jardín. Perdona, señor, a esas secreputis que se ganan bonos gracias a su culo, a aquellos tipos que se enorgullecen con su cacharro nuevo, tanto, tanto cómo sólo ellos podrían estarlo, perdona a esas señoritas deportistas que dispuestas estarían a correr chorrocientos kilómetros para recibir una medallita pero que incapaces son de levantarse de su cama para darte un vaso de agua. Perdona, señor, a esos hombres que se han anclado a una religión, a una secta bancaria, o a un equipo de fútbol por temor a un inminente naufragio. Perdona a esas jovencitas, señor, que admiran sus tetas frente a un espejo y se alarman al descubrir que un día se quedarán sin armas. Perdona a todos ellos que no se dan otra oportunidad, que creen que la vida se les va y lo único que les queda por hacer es viajar, o comprase un plasma de 245 pulgadas. Perdona a esos padres, señor, que pierden a sus hijos abandonándolos frente a un televisor...
.
Señor, perdónalos, porque saben muy bien lo que hacen, porque lo hacen a conciencia, porque siempre lo han tenido claro, siempre lo supieron, desde el principio, porque no fue necesario cuestionarse, jamás lo dudaron.Perdónalos, señor, porque un día morirán mientras miran fotografías de una vida llena de cosas que jamás sucedieron, por los siglos de los siglos, amén.
.
Hermanos, nos ponemos de pie con los ojos hacia el firmamento, y nos disponemos a canturrear ‘Oda de promesas’, así, desentonando con energías, como les salga de las pelotas.
.
.

Cuando pueda...

...me desvaneceré entre palabras para callar los deseos que se alojan bajo mi vientre y en un intento fallido seré invisible frente al resto, pasaré desapercibida siendo aquella que simula indiferencia, me arroparé, no por orgullo, sino para evitar la exhibición de mi piel. Puedes permanecer oculto tras tu coraza, esquivar mis besos perdido entre el humo y el alcohol... que yo, mientras tanto, me refugiaré eterna bajo la espera, aguardando el dónde, el cómo y el cuándo.
.
¡Hazlo! ¡escabúllete! pero sin atar mis manos, déjalas mecer para un día, al fin, colorear acuarelas sobre tu piel, para dibujar tus ojos, tu barbilla, tu pecho, esa figura perfecta que se instala incólume en mis deseos, no me niegues esa gota dulce de inefable placer, no corras en sentido contrario, estoy aquí, allá, deseándote, acariciándome por ti con lasciva cadencia, perdiéndome entre mis manos que en este instante juegan a ser las tuyas.
.
Cuando quieras piérdete en mí, confuso, deseoso por ese delirio que gimes en silencio, por el placer que te incita mi ausencia, que yo, con paciencia esperaré tu llegada... y por primera vez podré acariciarte hasta el aura.
.
.

Matamorfosis

De pequeña, siempre, se reían de mí. Mi frente era muy amplia y englobada, la nariz demasiado ancha, algo extraño tenía en los ojos, en la mirada, en la manera de hablar, en mi andar. No fui aceptada, por tanto, ni querida, ni elegida para jugar a "la familia", ni luego, para salir a bailar. Mis amigas organizaban juntas en que la clave para el éxito de la velada era mi exclusión, que yo no me enterara, entonces, nunca fui invitada a participar en el "juego de la botella", o a "verdad o consecuencia", ni a la "escondida china", ni al "pillarse", osea, a ningún jueguito que significara besarme.
.
Por más que lo deseé, por más que me esmeré, por mucho que me esforcé nunca conseguí llamar la atención del sexo opuesto. Nadie quiso besarme ni abrazarme jamás. Y hoy, cuando la naturaleza se ha apiadado de mi, extraños seres me regalan favores, se deshacen en halagos, se desviven por saber de mi. Ahora, agradables criaturas, preparan reuniones a las que me convocan con excesivo entusiasmo, lugares donde se encuentran los más exquisitos tragos y los más exóticos platillos, donde la gente se dedica a conversar y reír. Ahora, antiguos conocidos me miran y se preguntan cómo he cambiado, cómo puede ser posible estar donde estoy, cómo consigo ser tan atractiva, tan inteligente, tan, pero tan, genial. Yo solo les sonrío, no digo nada, ¿qué podría decir?, pero si obligada estuviera a hacerlo diría que es algo totalmente ajeno a mi voluntad, algo espontáneo, innato, una reacción propia del cuerpo, un anhelo desesperado, algo que crece y crece sin planificación, como una flor en el desierto, unas ganas enormes, del tamaño de un huracán, de ser alguien, alguien a quien deseen abrazar.
.
.

Sálvese quien pueda

No, no es que ya no crea ciegamente en las personas, pero a veces mandan unos tremendos empujones que nos tiran de bruces al piso, porrazos de los que hay que reponerse aún con el dolor en las rodillas por tanta piedrecilla incrustada, debemos levantarnos, y si es necesario cojear, pues cojeamos. Digo esto porque, en mi vida, me han pasado cosas por ser, siempre, muy confiada con la gente en general.
.
En general creo que la gente es buena.
En general creo que nadie te quiere hacer daño a propósito.
En general pienso que todos tenemos un lado amable.
l
Pero el tiempo se ha encargado de echarme abajo todas mis teorías. Mientras más grande me voy poniendo más me doy cuenta que a veces las personas son malas simplemente por el hecho de serlo, o te hacen cochinadas, no por casualidad, sino que, intencionalmente. La maldad, como la bondad que yo idealizaba, pulula en las cabezas ajenas sin mediar condición social, o sexo, o edad.Y me da pena, sí, pena, porque ese mundillo equilibrado en el que nadie te acuchillaba por la espalda, y que yo misma me había creado, no existe, o existe en muchísimo menor proporción de lo que yo esperaba. Una lástima, de verdad una lástima.Y no, no me ha pasado nada particularmente especial en estos días, pero es una cuestión que hace rato me tiene de malas pulgas, que en tu pega, que en tu entorno cercano, que entre tus amigos e incluso con personajes de tu familia, es posible encontrar malas intenciones, y de ellas, nadie se salva.
.
.