13 noviembre 2008

Exhibición

Con los pechos apretados contra la cama... sentía su respiración golpear en mi oído y su pene sumergiendose hondo una y otra vez. Mis caderas atrapadas por sus manos, mi cuello humedeciéndose en sus labios y la temperatura en aumento por el encarnizado vaivén.Pronto volteamos y reiné yo. Entonces el desenfreno se desató. Su fuerza no bastaba para mecerme, ni las caricias que se perdían entre mis nalgas, ni el arrullo de lo suyo en lo mío. Humedecí mis dedos con su lengua, con ellos recorrí mi cuerpo, mis pezones, mis aureolas, mi pubis, allí me instalé dibujando círculos sobre mi clítoris, disfrutando al compás de mis deseos... hasta que mi campo visual me inquietó. Levanté, delicadamente, los ojos hacia la ventana que se encontraba entreabierta y descubrí la mirada penetrante de unos hombres que trabajaban en el edificio de enfrente, y aunque se encontraban a varios-muchos metros, no cabía duda que nos observaban. La sola idea me estimuló, por lo que decidí darles lo que deseaban, un espectáculo. Me toqué con ansias mientras aceleraba las revoluciones, mi entrepierna palpitaba y mis pezones se mantenían rígidos, los imaginaba erectos, casi adoloridos de tanta excitación.
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Fantaseaba con ellos, los veía tocándose, masturbándose para mí y amando salvajemente a sus mujeres pensando en tan lasciva exhibición...Cuando al fin acabé, mi boca les regaló mi triunfo y en mis ojos... se colgaba una invitación... para la próxima vez.
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