13 noviembre 2008

Apestada

Se me ha pegado en la cara un alevoso mal humor, como una máscara de hierro, rígida, amarga. Portadora de tormentas, mezquina de consuelos, débil enemiga pero persistente. Viene y se instala como un estado efímero, turbio: no es rabia, ni tristeza, tampoco es depresión. Es una mezcla amorfa en donde se confunden penas antiguas, frustraciones varias, hastío puro y duro, algunas preocupaciones y pesimismos. Algunos dicen que estoy agresiva, sarcástica, otros que estoy apagada, triste, pero la mayoría insiste en que estoy insoportable, ninguno se equivoca.
.
Es, como la peste, contagioso, pero pasajero. Yo creo que deberían dar unos días de licencia por el mal humor, y así poder hundirse en la cama atiborrado de altas dosis de chocolate, y quedarse así, oculta, aislada, recluida a una distancia considerable de las personas que amo y de objetos delicados, y de esta forma evitar dañar a alguien con el sátiro látigo del desdén.
.
.

1 comentario:

MPA dijo...

Conozco bien esa sensación. Los primeros meses del año fueron un tormento.

Espero que se pase pronto!!!!

Besos

PD. Soy Margarita, pero no me da opción a entrar a saludarte con mi cuenta hotmail.
http://emepea.spaces.live.com/