13 noviembre 2008

Plegarias

Escúchanos señor, te rogamos... y perdona, señor, a esa gente que no se lanza a la pileta porque el agua está muy fría, o muy caliente, o con ranas, o con peces, o qué sé yo. Perdona a esos cuicos que no se han emborrachado nunca, a los que jamás se atrevieron a probar un éxtasis, una mota, o un porro por temor a enviciarse. Perdona a esos que regalan una moneda con cara de asco, a los que jamás se han animado a saltar por temor a la inconsistencia del aire, perdona a esos que vitorean en el cine aquello que jamás se atrevieron a hacer, ni harán, en la vida real. Perdona a aquellos que prefieren una pantalla de computador a una caricia, perdona, señor, a aquel que cuando el amor golpea a su puerta decide ponerle cerraduras. Perdona a aquellas tiernas criaturas que escriben poemas maravillosos pero que necesitan de una editorial para que los transforme en dinero. Perdona a esos tipejos que se llenan la boca diciendo "lo único que me importa en esta vida son mis hijos", pero que les resulta repulsivo ver un gato tiñoso en su preciado jardín. Perdona, señor, a esas secreputis que se ganan bonos gracias a su culo, a aquellos tipos que se enorgullecen con su cacharro nuevo, tanto, tanto cómo sólo ellos podrían estarlo, perdona a esas señoritas deportistas que dispuestas estarían a correr chorrocientos kilómetros para recibir una medallita pero que incapaces son de levantarse de su cama para darte un vaso de agua. Perdona, señor, a esos hombres que se han anclado a una religión, a una secta bancaria, o a un equipo de fútbol por temor a un inminente naufragio. Perdona a esas jovencitas, señor, que admiran sus tetas frente a un espejo y se alarman al descubrir que un día se quedarán sin armas. Perdona a todos ellos que no se dan otra oportunidad, que creen que la vida se les va y lo único que les queda por hacer es viajar, o comprase un plasma de 245 pulgadas. Perdona a esos padres, señor, que pierden a sus hijos abandonándolos frente a un televisor...
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Señor, perdónalos, porque saben muy bien lo que hacen, porque lo hacen a conciencia, porque siempre lo han tenido claro, siempre lo supieron, desde el principio, porque no fue necesario cuestionarse, jamás lo dudaron.Perdónalos, señor, porque un día morirán mientras miran fotografías de una vida llena de cosas que jamás sucedieron, por los siglos de los siglos, amén.
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Hermanos, nos ponemos de pie con los ojos hacia el firmamento, y nos disponemos a canturrear ‘Oda de promesas’, así, desentonando con energías, como les salga de las pelotas.
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