01 julio 2009

Si volviera a nacer volvería a quererte, sin remedio.

La vida es un círculo perfecto.
.
Va camino a la farmacia para encontrar un remedio, un antídoto, una solución. Va a una de esas boticas modernas en donde los medicamentos están acomodados como si de un supermercado se tratara, de tal forma que uno puede deambular por los pasillos, explorar estanterías repletas de cápsulas, jarabes, ungüentos, pócimas, venditas, cosméticos. Camina y camina. Lleva al menos una media hora recorriendo largos senderos buscando una medicación que calme su dolor, paseándose con una simpática canastilla plástica de color azul, uno de esos trastes que nos facilitan para ir colocando los curalotodo que precisamos.
..
Finalmente, abatida, se dirige a la caja número dos con el canasto vacío. El farmaceútico de turno que ya a comenzado a ver una extraña mutación en su rostro, sus ojos desencajándose de ira, se protege tras el mostrador. ¿En qué puedo servirla? le pregunta titubeante. ¡Te odio!, gritó, ¡te odio con todas mis fuerzas, canalla! ¡cómo fuiste capaz! Estaba atónito, ¿pero qué sucede? preguntó. Creo que se equivoca de sujeto, señorita, jamás la he visto en mi vida, continuó. Esquivó un manotazo que iba directo a su rostro, pero ella volvió a la carga atacándolo con el panier azul. Tras un par de golpes más la mujer huesuda estalló en llanto, se dejó caer sobre el mostrador y posó una de sus manos sobre su frente, estaba desesperada. El resto de los clientes querían lincharlo, esperaban expectantes alguna señal de la mujer para partirle las piernas al granuja. La gente necesita desquitarse de la perra vida que les ha tocado vivir. Necesitan una causa, un boxing-bag para eliminar sus frustraciones, sus fracasos. Él se acerco a la mujer, le acarició la mejilla, intentó consolarla, le secó algunas lágrimas con el pulgar. ¿Estás bien? preguntó. Luego intentó defenderse, "no te conozco, juro que nunca antes te vi", dijo.
.
La gente aguardaba con impaciencia el desenlace. Todos estaban dispuestos a molerlo a palos, o tal vez a aplaudir; la historia se ponía interesante. "Es verdad", dijo ella. "No nos conocemos, aún. Pero lo haremos y terminaremos mal. Me partirás el corazón". Un inconsciente "discúlpame" brotó de los labios de él, seguido de un: "Me pregunto si sería de tu agrado salir a conversar afuera, o quizá tomarnos un café en el bar de la esquina para relajarnos, o simplemente caminar bajo la lluvia... tomados de la mano"
.
.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Te digo adiós, y acaso, te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... no sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco, me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco;
pero sí sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en tu recuerdo.
y el corazón me dice que no te olvidaré:
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo, tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,
mi más hermoso sueño muere dentro de mí...
Pero te digo adiós para toda la vida,
aunque toda la vida siga penando en ti".

- Jose Ángel Buesa -.


MO.

P.D.: Nada más leer el título de tu entrada me acordé de este poema. Y yo no soy mucho de poemas ni de poesías ni de todo eso que tenga que ver con rimar frases chulis o bonitas. Pero, curiosamente, ésta me la aprendí de memoria. Ya ves.
P.D.2: No era justo dejarte otro pío, ya sabes.
A pesar de todo.

Un beso.


MO.

Angelica Jensen dijo...

Interesante como siempre...inspirador!